Hace mucho, mucho tiempo, el enano Pitoff se
quedó sin trabajo. Todo empezó cuando se fugó de su cuento en un despiste del
narrador. Ya lo había intentado anteriormente, pero sin éxito. Esa vez aprovechó
un fallo en el desenlace (a párrafo y medio del fin) y consiguió escaparse.
En su aventura, se dedicó a despertar el
caos en otros cuentos. Entre otras, sedujo a la princesa descalza, despertando
las iras y celos del príncipe dorado. Emborrachó por duplicado al dragón de dos
cabezas, que perdió la ferocidad frente a la espada del osado caballero. Abrió
las puertas de las mazmorras, liberando al brujo oscuro y sus tiránicas maldiciones.
Pasó mucho tiempo hasta que los cuentos
consiguieron recuperar el orden de su trama original.
Pitoff, aburrido de sus travesuras echaba
de menos su cuento. Pero cuando intentó volver era demasiado tarde, un perro le
había sustituido. Un perro que hablaba y hacía piruetas, se había ganado la aprobación
de todos los personajes.
El antes enano intrépido Pitoff, estaba
desempleado pero no desesperanzado. Día a día, fue dando forma a un nuevo
cuento sin sospechar el futuro éxito de su creación. Le llevó tiempo pero al final
encontró a la bella joven que necesitaba y al resto de los personajes. Ahora
vive ahí, feliz en su propio cuento y de vez en cuando sonríe con nostalgia
cuando recuerda el esfuerzo que le supuso encontrar a los otros seis enanos.
¡Que dulce! me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos.